Gases, hinchazón y reflujo

Sobre la importancia de un sistema digestivo en buenas condiciones

Existe una relación directa entre el sistema digestivo y nuestro sistema de defensas, así pues, nuestra flora intestinal constituye nuestra primera línea de defensas.

Las bacterias en general, y las de la macrobiota en particular, presentan en su superficie polisacáridos y proteínas que actúan como antígenos y estimulan tanto la inmunidad innata como la adquirida. De este modo, el contacto continuo entre la microbiota y el sistema inmunitario induce la maduración de este último en las primeras etapas de la vida y actúa como una especie de entrenamiento continuado que lo mantiene en buena forma para poder repeler con eficacia a los agentes infecciosos.

Condiciones de un sistema digestivo saludable

Los tres elementos que controlan la homeostasis del sistema digestivo son, la dieta, determinada por todo aquello que ingerimos, los gradientes de potencial de hidrógeno (pH), que determinan la distribución de la microbiota y la flora microbiana o microbioma.

La dieta

En un estudio publicado por las universidad de Harvard y Duke se revela que tener una dieta omnívora, carnívora y vegetariana puede modificar la composición y actividad de nuestra macrobiota.

La dieta rica en carne es más alta en grasas y más baja en fibra que una dieta mediterránea, por lo que aumenta la concentración de los microorganismos intestinales que toleran los niveles elevados de ácidos biliares. Las grasas se convierten en ácidos biliares secundarios de elevado potencial carcinogénico debido a la presencia de bacterias intestinales.

También se observó que la dieta carnívora redujo el número de bacterias que se utilizan normalmente para metabolizar los polisacáridos que se encuentran en los vegetales.

Por lo tanto, la dieta tiene una influencia enorme en la homeostasis intestinal.

Los gradientes de pH

Una de las conexiones más importantes entre el sistema digestivo y la homeostasis es el mantenimiento del equilibrio del potencial de hidrógeno, o lo que comúnmente llamamos pH, en el sistema digestivo. El pH controla la distribución espacial de la microbiota junto con el gradiente de oxígeno, que es otro factor implicado en dicha distribución, y la funcionalidad enzimática en el sistema digestivo.

La homeostasis en el sistema digestivo tiene la habilidad de mantener distintos gradientes de pH, desde la saliva ligeramente ácida hasta un ambiente gástrico fuertemente ácido. Esto también ayuda a degradar las sustancias dañinas. En el intestino delgado, se observa un cambio drástico llegando a tener un ambiente significativamente básico, que es requerido para que enzimas específicas del intestino funcionen adecuadamente.

Así pues, cada parte del cuerpo tiene un pH distinto y la homeostasis, o la tendencia del cuerpo a buscar el equilibrio, lo regula constantemente.

Microbioma

La Flora gastrointestinal es esencial para mantener las enfermedades alejadas. Antes de nacer, el feto humano es estéril y no contiene ninguna bacteria intestinal. A partir del nacimiento, las bacterias empiezan a colonizar el tracto intestinal, y especialmente en los lactantes, las bifidobacterias se establecen gradualmente como las bacterias principales.

El microbioma es la comunidad ecológica de microorganismos comensales, simbióticos y patogénicos que literalmente comparten nuestro espacio corporal (concepto definido por Lederberg en 2001). El microbioma intestinal cambia con la edad, tipo de dieta y medicamentos que se toman.

Concretamente, la flora intestinal de un adulto está constituida por más de cien especies bacterianas. Estas bacterias intestinales pueden clasificarse en tres grupos en función de su efecto en el medio intestinal: bacterias beneficiosas, dañinas o intermedias.

Las bacterias dañinas son Clostridium, Veillonella, Proteus y la familia Enterobacteriaceae, tienen actividad patogénica debido a la transformación que realizan de los alimentos en sustancias dañinas.

Los Bifidobacterium y Lactobacillus son bacterias con efectos fisiológicos saludables que suprimen las bacterias dañinas.

En el intestino grueso, el número de Lactobacillus es aproximadamente 1/100 en relación a los Bifidiobacterium.

Finalmente, Bacteroides, Eubacterium y los Streptococus anaeróbicos pertenecen a este grupo intermedio.

Estas bacterias no muestran ninguna virulencia en condiciones normales pero pueden causar infecciones oportunistas cuando la inmunidad o resistencia del huésped se ve reducida debido al estrés, enfermedades o consumo de medicamentos o drogas.

Por lo tanto, para mantener nuestro sistema inmunitario fuerte y en buenas condiciones es importante mantener una buena salud digestiva.

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